Foto by Demim Merzier
¿Sabían
que el cáncer es una de las principales causas de muerte en todo el mundo?
Seguro que sí…según la Organización Mundial de la Salud en 2008 causó 7.6
millones de defunciones y se estima que cada año se detectan 128 mil casos
nuevos…
Yo
conozco el cáncer; sus etapas, tratamiento y efectos secundarios.
Mi
madre lo tuvo hace un par de años. Cáncer en la matriz en etapa cuatro
diseminado a todos los miembros del estomago. Después de un tratamiento de casi ocho meses, sorprendentemente y contra todo pronóstico logró sobrevivir.
Mi
prima Clarissa con apenas cuatro años de edad luchó contra la leucemia cuando
yo iba en la secundaria. No llegó a cumplir los cinco.
Mi
abuela fue diagnosticada en las primeras etapas del cáncer cuando yo tenía ocho.
Tuvieron que removerle la matriz.
El
caso de mi abuela no me es tan cercano porque yo era muy pequeña, solo recuerdo
a toda mi familia reunida al anochecer en una sala de espera; yo estaba
aburrida y todos preocupados. Al ser un diagnóstico temprano el tratamiento se
evitó y sólo fue necesaria la operación para ponerla a salvo. Sin embargo, parece que fue el inició de un caos genético.
Con
mi prima fue un caso shockeante, alguien tan pequeño…no parecía ser justo. La
niña simplemente un día enfermó y al no ver pronta mejoría mi tía se decidió a llevarla con un doctor que según todos es el mejor pediatra de la
ciudad; esa misma tarde Clarissa fue ingresada en el Hospital Infantil de
Morelia con el diagnóstico de leucemia. Todos cooperamos para ayudar a la
familia, se hicieron múltiples donaciones…pero no pareció ser suficiente. La
niña falleció poco antes de su siguiente cumpleaños.
Mi
madre…diagnosticada cuando yo estaba en la mitad de la universidad. Ahora
cuenta que ella se sintió enferma durante mucho tiempo antes, pero fue de
doctor en doctor sin que nadie pudiera realmente hacerla sentir mejor. Para
cuando yo llegué con ella retorciéndose de dolor a la sala de urgencias, ya nos
estábamos enfrentando a una fase cuatro y terminal. El cáncer ya no estaba solo
en su matriz, estaba en todo su estomago. Ocho meses, dos operaciones, seis
quimioterapias y mucho dolor y esfuerzo después, mi madre estuvo curada. Un
milagro.
Después
de esto, ambas reorganizamos nuestra vida. Ella decía que se le había dado una
segunda oportunidad y no la iba a desaprovechar. Yo por otro lado me di cuenta
de lo frágil que la vida humana puede ser.
Fue
un 6 de marzo cuando me desperté y sentí un pequeño bulto en mi cuello, pensé
que me había torcido mientras dormía. El tiempo paso y el dolor en esta parte
de mi cuerpo incrementó y el bulto no desapareció. Dos meses después asistí a
una sala de urgencias por un horrible resfriado, mi madre le mencionó a la
doctora mi molestia muscular. Los estudios y análisis no se hicieron esperar y
el hecho de que me canalizaran a un especialista no nos tranquilizó. “Tenemos
que hacer una biopsia para poder analizar qué es lo que estamos tratando,
podría ser cualquier cosa”, dijeron. Tras una poderosa terapia mental para
tranquilizarme y ser valiente, un buen día me escapé del trabajo y pasé por el
cuchillo por primera vez en mis 22 años de vida.
Hoy 19 de Junio del 2013 los resultados
de la biopsia han llegado por fin. El doctor abre el sobre frente a mi y sujeta
el papel con fuerza mientras sus ojos recorren la hoja blanca con el diagnóstico.
Su
expresión me lo dice todo. Tengo cáncer.