Una ceguera blanca se expande de manera fulminante. Internados en cuarentena o perdidos por la ciudad, los ciegos deben enfrentarse a lo más primitivo de la especie humana: la voluntad de sobrevivir a cualquier precio.José Saramago, Premio Nobel de Literatura 1998, teje una aterradora parábola acerca del ser humano, que encuentra lo más sublime y miserable de nosotros mismos.
Esta es la sinopsis que se puede
leer en la contraportada de Ensayo sobre la ceguera, décima novela en la lista
del autor publicada en 1995. En ella Saramago nos presenta una historia
sorprendente que nos hace
preguntarnos ¿es realmente la sociedad actual tan civilizada como pensamos?
¿cómo el mundo afrontaría la pérdida de un sentido tan elemental como lo es la
visión?.
El primero en sufrir de esta
“ceguera blanca” es un hombre al volante y en medio del tráfico. A partir de esto, el
caos se desata, ya que la enfermedad es altamente contagiosa y pronto son
decenas las personas afectadas, estos son los primeros en entrar en cuarentena.
Sin embargo la pandemia es demasiado fuerte, y al final solo una mujer tendrá el
don de la vista en medio de aquel “mar de leche”, como describen los infectados
su mal. Sin embargo, en medio de un mundo de ciegos ¿es esto verdaderamente un
don?.
La mujer que es esposa de un
doctor, irónicamente oculista, acude al encierro de manera voluntaria movida
por el amor a su esposo, y comienza a ayudar a sus compañeros por bondad,
acciones que sin embargo a la larga se convierten en obligación.
¿Hasta qué punto das por sentado
el poder verte al espejo cada mañana? ¿Poder untar mantequilla en tu panecillo,
servirte una taza de café, darte una ducha, andar en bicicleta? El autor a lo
largo de la historia nos hace reflexionar sobre el valor a veces insuficiente
que otorgamos a estas pequeñas cosas que marginamos a la “cotidianidad”. Nos
hace también ver hasta que punto puede llegar la degradación humana, la
crueldad de una sociedad presa por el pánico que se limita a sobrevivir.
José Saramago nos presenta
entonces una historia que si bien no es un ensayo puro, tampoco es una novela
en si. Para mi es un hibrido que ronda en los límites del realismo mágico y la
ciencia ficción. Con un estilo propio del escritor en el que se omiten por
completo los nombres propios de los protagonistas, y en su lugar se ahonda en
las descripciones físicas y psicológicas de los mismos, a los que terminamos
identificando como “la esposa del médico”, “la chica de las gafas oscuras”, o
“el ladrón de coches”. La marcación de los diálogos también desaparece ya que los
introduce uno tras otro, delimitados por comas y enmarcados por mayúsculas. La
historia, por estas características, es un poco pesada al principio, sin embargo
cuando hayas entrado en ritmo no podrás soltarla.
En 2009 el director Fernando
Meirelles realizó la adaptación de la obra al cine protagonizada por Julianne
Moore y Mark Ruffalo. El filme, a pesar de que Saramago lo apoya y defiende a
capa y espada, me parece pobre ante el contenido del original. Pero júzguenlo
ustedes mismos. Al final el tráiler.
No es necesaria una lectura profunda para notar la crítica social que el autor portugués genera en la novela. La invitación que nos hace a reflexionar nuestras acciones en el presente, analizar lo que define y mueve a la sociedad, porque tal vez, en realidad no somos tan civilizados como habíamos pensado.
María, lectora, cierra su reflexión de esta obra en la Web mundomedia con el siguiente párrafo:
No es necesaria una lectura profunda para notar la crítica social que el autor portugués genera en la novela. La invitación que nos hace a reflexionar nuestras acciones en el presente, analizar lo que define y mueve a la sociedad, porque tal vez, en realidad no somos tan civilizados como habíamos pensado.
María, lectora, cierra su reflexión de esta obra en la Web mundomedia con el siguiente párrafo:
En el mundo, cada una de las personas debemos aportar con acciones positivas para lograr el progreso de la humanidad y el mejoramiento del planeta. Los valores son esenciales en un mundo civilizado, entonces ¿por qué no lo practicamos? o es que ¿también nos hemos quedado ciegos?.