Cuando se terminen las palabras, se desgasten las letras y la tinta de las plumas se esfume, ese día, además habré quedado muda. En buenaventura para mi piel porque hablará entonces el lenguaje que ninguna letra es capaz de expresar.
La voz de mis labios enardecidos por tu sabor escribirá emociones en tu pecho. Mis ojos hablarán, se llenará tu espalda de palabras que te sangren y se tiñan mis senos de ese rojo/negro líquido que me quema.
Cuando se acaben las letras y para mi fortuna te poses frente a mí, hablará la carne, hablará la sed, gritará la sangre con gemidos que nunca nadie fue capaz de escribir.