Recuerdos carmesí

Desperté y descubrí que había muerto.

Me avergüenza un poco admitir que al principio ni siquiera lo noté. Supongo que cuando a una le ocurre algo así, no se despierta y ya sabe que ha pasado a otra vida. A mí, por lo menos, me llevó un poco de más tiempo, a decir verdad, bastante más. 

• Cazadores: Son la especie con más población, éstos se alimentan de los miedos humanos como el egoísmo, los celos, ambición, etc. con estoy ayudan al equilibrio del mundo humano. Son en general el eslabón más débil de la cadena, sin embargo poseen una gran ventaja; un corazón que no late. 
• Guardianes: son seres malvados que tienen un único objetivo, asesinar cazadores, sobre todo en noches sin luna. 
• Grandes Predadores: el eslabón más alto de la cadena, son asesinos en potencia, disfrutan de la muerte de guardianes y torturando hasta la muerte a los cazadores. Son seres que nunca encuentran la paz, ya que ellos cuentan con una corazón que late, y en cada latido sufren dolor. 

Él de pronto, paró en seco.

- ¿Qué crees que estás haciendo? - dijo con una profunda y aterciopelada voz, igual de maravillosa que su rostro. 

Se dio media vuelta despacio, de modo que quedamos cara a cara, a poca distancia el uno del otro. Me estremecí al ver sus ojos, los más oscuros y penetrantes que había visto nunca, más hermosos de lo que recordaba y más peligrosos ahora que los veía tan cerca. Proyectaba una mirada casi violenta, con un extraño fulgor en sus profundidades. Me miró de arriba a abajo. Yo me aclaré la garganta y hablé. 

- Quiero que me mates - balbuceé sin salir de mi estupor.

Enarcó una ceja.

- ¿Perdón? - preguntó, y su impenetrable mirada destelló un deje de sorpresa.

- Sé que puedes hacerlo - afirmé.

- Sé que lo sabes. 

- Si crees que estás preparada para conocer la respuesta, entonces formula tu pregunta. No te mentiré.

- ¿Estoy...? - Tomé aire pero las palabras no me salía-. ¿Estoy...?

- Piénsalo bien, Lena - interrumpió él-, una vez formulada no habrá vuelta atrás.

 Cerré mis parpados con fuerza como si eso pudiera aliviar el dolor que me produciría decir la última palabra.

- ¿...Muerta? 

No contestó de inmediato. La espera se me hizo eterna. Alcé la mirada para enfrentarme a la verdad de sus ojos y él respondió pausadamente.

- Sí.